LA GRATUIDAD EN LA PRENSA DIGITAL
La Red se mostró desde el principio como un medio con infinitas posibilidades, y así lo vieron los responsables de los distintos medios de comunicación tradicionales. Todos quisieron subirse al carro de las nuevas tecnologías para no quedarse atrás en la carrera de las audiencias.
La gran mayoría de periódicos de nuestro país tienen una edición digital, pero pocos han sabido aprovechar las posibilidades del medio. En algunos casos la versión digital no es más que un vaciado de la impresa. En casos como estos es absurdo pagar por algo que ya tenemos en papel.
Hoy por hoy las ediciones digitales de los periódicos no resultan rentables. Los anunciantes desconfían de la web como soporte, por lo que el modelo de la prensa impresa gratuita como Qué o Metro, sostenido por la publicidad, no es viable.
El lector no va a pagar por leer en la edición digital lo mismo que puede tener en papel, porque aún estamos en la era del papel y nos resulta más fácil leer algo que podamos tener en nuestras manos que algo que aparezca en una pantalla. Por eso los contenidos de pago de la prensa digital deberían ofrecer algo que no se pueda obtener en la edición impresa, algo que aprovechase las características del medio.
Cada medio tiene una forma de afrontar el dilema de la gratuidad en la prensa digital. Hay publicaciones como Periodista Digital que son exclusivamente digitales, sin versión en papel, que apuestan por la gratuidad de todos sus contenidos. Otros como El País solo ofrecen en su página web los titulares gratis, siendo necesario pagar 20 céntimos para acceder al resto del periódico. Una opción interesante es la empleada por el New York Times, a cuyos contenidos se puede acceder tras un registro que sirve para conocer algunos datos que puedan servir a los anunciantes.
Tal vez la opción más acertada fuera la de combinar contenidos gratuitos con otros de pago, siendo los primeros los que coincidieran con la edición impresa, mientras que aquellos que fueran exclusivos de la edición digital y que se aprovechen de las posibilidades que Internet ofrece precisaran una suscripción o el pago de una cierta cantidad.De esta manera el lector ocasional o aquel que sólo busque una información superficial tendría lo que quiere sin pagar por ello, pero los anunciantes conseguirían que su producto fuera visto por un mayor número de personas, y , por otra parte, el usuario que quiera algo más podría tenerlo por un precio asequible pero que permitiría al medio mantener unos beneficios.